La UE legislará para reducir la dependencia de Asia y Estados Unidos en semiconductores

La Unión Europea desarrollará una Ley Europea de Chips que pretende que el Viejo Continente tenga soberanía tecnológica, sobre todo en la fabricación de semiconductores, enviando así una firme señal geopolítica y económica al mundo.

La escasez mundial de semiconductores, provocada por la interrupción de las cadenas de suministro globales, preocupa ahora realmente a los dirigentes de la Unión Europea (UE). Ahora la Comisión Europea ha anunciado que pretende aprobar una legislación que hará que la UE dependa mucho menos del suministro de chips de fuera del bloque comercial, lo que incluye no sólo a China, Corea, Taiwán y otras naciones asiáticas sino, potencialmente, también a Estados Unidos.

La nueva legislación marcará un plan común para aumentar la capacidad de producción europea, así como la creación de un marco para la cooperación y las asociaciones internacionales.

La Ley Europea de Chips, presentada la semana pasada por la Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, pretende crear un «ecosistema de vanguardia» en el que los distintos Estados miembros de la UE colaboren para determinar las prioridades en materia de investigación y desarrollo y acordar las contribuciones financieras que hará cada país para alcanzar el objetivo general.

En su intervención en Estrasburgo durante el discurso anual sobre el «Estado de la Unión Europea», Von der Leyen aceptó que será un esfuerzo enorme y costoso empezar a construir (o, en realidad, reconstruir) una industria europea de semiconductores puntera, vital y competitiva más o menos desde cero. Las últimas décadas de creciente autocomplacencia y creciente dependencia de los chips baratos importados han visto decaer gran parte del diseño y la fabricación de semiconductores europeos y retroceder la cuota de mercado mundial del bloque en el sector.

Frente al 10% por actual, el objetivo es duplicar la cuota de la UE en el mercado mundial de chips de aquí a 2030. Von der Leyen admitió que será una tarea ingente construir una industria de chips estratégicamente autónoma y que tardará años en hacerse realidad, pero subrayó que no hay más remedio que «volver a ser audaces» y ponerse a ello de inmediato. Para ello, la nueva legislación ofrecerá incentivos para potenciar el diseño y la producción nacional de chips dentro de una «alianza de semiconductores» pública y privada.

Este proyecto de ley sigue la estela de la Ley CHIPS de Estados Unidos en la que se reconoce el papel fundamental que tendrá en el futuro una potente industria nacional de semiconductores. Como resultado, la administración está concediendo créditos fiscales para I+D en semiconductores.