La dirección de arte virtual: técnicas para detener el mundo
En esta tribuna, Artzai Elorza, Virtual Art Director / CG Supervisor, aborda en profundidad las diferencias entre dirección de arte tradicional y aquella destinada a rodajes en producción virtual, un ámbito en el que la tecnología pasa a ocupar un primer plano.
Estoy convencido de que todos hemos sentido alguna vez el deseo de detener el mundo un instante. En un momento en el que la luz parece rozar las cosas de una manera única, un lugar inspirador, una atmósfera que nos emociona, una luz que nos cambia por dentro, un atardecer donde nos gustaría quedarnos para siempre. Pero el tiempo no se detiene, la luz cambia y el momento se pierde.
Ese gesto de “detener el mundo, retener un atardecer y moldearlo a mi gusto” deja de ser un sueño irrealizable para convertirse en una herramienta creativa gracias a la producción virtual.
Dirección de arte: de tradicional, a virtual
La dirección de arte tradicional se centra en sets físicos, selección de materiales, diseño de utilería, tratamiento de color, scouting de localizaciones y trabajo cercano con la iluminación real y departamento de cámara. Se basa en transformar espacios reales para contar historias. En definitiva, un oficio profundamente artesanal.
Los directores de arte virtual tenemos la oportunidad de definir nuevos mundos, nuevos estilos y nuevos lenguajes visuales.
Con la llegada de la producción virtual, ese mismo oficio se transforma en un campo híbrido donde lo físico y lo digital comienzan a compartir espacio con normalidad. La transición hacia lo virtual incorpora herramientas como motores de tiempo real, pantallas led volumétricas, materiales y procedurales, programas DCC y workflows; donde la iluminación deja de depender del sol para transformarse en una variable controlable. Y así es como surge el Virtual Art Department (VAD), convirtiendo la dirección de arte en un núcleo creativo expandido: un espacio donde se diseñan entornos virtuales, se experimenta con la previsualización y todo se interconecta mediante cámaras virtuales y reales con recursos reales y virtuales.
Un nuevo panorama donde imaginar y construir ya no están sujetos a los límites del tiempo, de la luz o incluso de las leyes de la física (espacios sin gravedad). Así es como los directores de arte virtual tenemos la oportunidad de definir nuevos mundos, nuevos estilos y nuevos lenguajes visuales.
Herramientas, técnicas y necesidades
Los directores de arte de producción virtual nos situamos en un terreno híbrido donde la sensibilidad estética es el motor principal del proceso, pero cada decisión convive con la ingeniería creativa. Toda decisión (desde la densidad de malla, LOD management hasta la optimización de lightmaps, draw calls y shaders) se toma pensando en cómo servir a la narrativa, la atmósfera y, por supuesto, la coherencia visual del proyecto.
Esto implica tener conocimientos de las tecnologías XR, ya que la producción virtual se construye sobre arquitecturas muy definidas. Estos procesos abarcan:
- Polycounts segmentados por tipo de elemento (assets, background, midground).
- Tamaños de textura estandarizados según distancia a cámara.
- Optimización de materiales PBR con límites en el número de samplers, normal maps o materiales con múltiples capas.
- Iluminación evaluada en tiempo real, usando sistemas híbridos como Lumen o iluminación totalmente baked según la necesidad del set.
- Rendimiento (performance budgets) que deben mantenerse estables en el entorno LED o en el motor de previsualización.
Dominar estas herramientas, lejos de limitar la creatividad, nos permite ejercer un control sin precedentes sobre la imagen final y guiar al equipo hacia resultados que combinan eficiencia, emoción e intención estética.
Un director de arte con background técnico
La conceptualización visual es una negociación constante entre arte y técnica: un equilibrio preciso entre intención estética y viabilidad tecnológica. Esto se refleja en la decisión del nivel de detalle para cada plano: desde close-ups que requieren modelos complejos, hasta establishing shots donde prima la claridad y optimización.
Incluso detalles aparentemente puramente estéticos (saturación del cielo, densidad de la niebla, shaders translúcidos) se diseñan evaluando simultáneamente su impacto visual y la estabilidad del entorno.
Los materiales se diseñan según la función visual del plano: procedurales, texturas escaneadas o material functions optimizados según la carga del sistema y el impacto deseado. La iluminación se aplica con criterio híbrido: elegir rebotes globales dinámicos o soluciones más ligeras como lightcards, HDRIs estratégicos o iluminación baked garantiza coherencia entre emoción y performance.
Incluso detalles aparentemente puramente estéticos (saturación del cielo, densidad de la niebla, shaders translúcidos) se diseñan evaluando simultáneamente su impacto visual y la estabilidad del entorno, creando imágenes que funcionan y emocionan.
Nuevas herramientas para construir mundos
A todos estos procesos, se suman tecnologías emergentes que han transformado la consecución de los resultados:
- 2D, imagen 360 o 2.5D técnicas de captura y manipulación de imágenes que permiten generar fondos envolventes.
- Fotogrametría de alta densidad para capturar superficies con fidelidad microgeométrica.
- Escaneado láser LiDAR para reproducir espacios a escala real con precisión milimétrica.
- Gaussian Splatting y técnicas de reconstrucción neural (NeRFs) que permiten capturar escenas complejas con una velocidad inédita.
- Kitbash y librerías optimizadas para acelerar la construcción de entornos modulares.
- Node-based shading que facilita ajustes rápidos sin rehacer materiales.
Combinadas con modelado, UV mapping, texturizado y rigging, estas herramientas permiten construir mundos coherentes, operativos y narrativamente impactantes, donde la intención estética se mantiene en todo el flujo de trabajo.
Un flujo continuo y no destructivo
La capacidad de control de todos estos procesos hace que todo actúe como un ecosistema vivo donde cada área puede iterar sin romper el trabajo de los demás. Unreal Engine hace que su entorno no destructivo permita que el trabajo evolucione de forma fluida y transversal; y es así que los directores de arte ganamos un nivel de control y continuidad inéditos.
1. Visual development: concepts, moodboards, color scripts.
2. Previz y techviz: blocking de cámara, animatics, simulación de lentes y alturas de panel LED.
3. Layout y environment building: composición de espacio, LODs, materiales optimizados.
4. In-camera VFX: calibración de frustums, control de parallax, ajustes de exposición, integración física-digital.
5. Render final: refinamiento de iluminación, ajuste de shaders, coherencia con VFX adicionales o finishing en postproducción.
En ese flujo dinámico, iterativo y colaborativo es donde la dirección de arte adquiere una nueva forma de libertad: una libertad que nace del conocimiento técnico, se materializa en decisiones visuales precisas y abre la puerta a la creación de mundos que antes solo existían en la imaginación.
Nuevos roles, nuevos lenguajes, nuevas novedades
La producción virtual no es solo una evolución técnica: es una expansión profunda del lenguaje audiovisual. La dirección de arte, históricamente en el espacio físico y a la luz cambiante, encuentra ahora un territorio donde las reglas pueden reescribirse y las limitaciones transformarse en oportunidades.
Este paradigma genera roles híbridos: directores de arte virtual, diseñadores de entornos en tiempo real, especialistas en look development, supervisores de VAD, artistas técnicos capaces de traducir intención estética en parámetros optimizados. Cada decisión refuerza la narrativa, coherencia visual y experiencia del espectador, y convierte cada elección en una herramienta para contar historias de manera más intensa y controlada.
La capacidad de manipular la luz como un material más, de diseñar mundos completos que reaccionan en tiempo real, o de integrar elementos físicos y digitales con coherencia absoluta, abre la puerta a universos antes inimaginados.
Lo más emocionante no es solo perfeccionar lo que ya hacemos, sino explorar todo lo que aún no hemos creado. La capacidad de manipular la luz como un material más, de diseñar mundos completos que reaccionan en tiempo real, o de integrar elementos físicos y digitales con coherencia absoluta, abre la puerta a universos antes inimaginados.
Detener el mundo, darle forma y devolverle movimiento deja de ser un sueño: como director de arte, puedo guiar la narrativa, definir la estética global y materializar posibilidades que antes solo existían en la imaginación.
Por primera vez en la historia del medio, la dirección de arte no solo construye imágenes: construye posibilidades. Lo que viene después (los lenguajes, los mundos, las formas de emocionar) está aún por definirse.
Artzai Elorza
Virtual Art Director / CG Supervisor
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