Ya está bien, ¿no?

Apenas nueve días antes de que IBC 2021 abriera sus puertas en el RAI Center de Ámsterdam, su Consejo de Administración ha optado finalmente por ceder a las evidencias y cancelar una, ya por sí, malograda edición en un país que bate cada día los récords de contagios en Europa, con una cifra situada actualmente en 21.000 nuevos casos diarios y una saturación hospitalaria desbordante.

Se pone fin así de forma abrupta a una edición sobre la que siempre planeó la duda; con una inestable situación sanitaria derivada de la pandemia. Ante el goteo continuo de bajas, la gota que colmó el vaso fue una ‘encuesta’ en la que la propia International Trade Association for the Broadcast & Media (IABM), co-organizadora de IBC, aseguraba que apenas el 20% de quienes suelen acudir a Ámsterdam lo haría en esta ocasión. La mecha estaba encendida.

Pese a que los datos sanitarios no han hecho más que empeorar semana tras semana en Países Bajos, decretando el Gobierno holandés una serie de estrictas medidas de distanciamiento social, la organización de IBC ha seguido en su empeño hasta este martes.

Y el caso de IBC, y anteriormente NAB, no es único. Vienen a sumarse a tentativas feriales a las que poco les importa tener que parar la cola de registro para lograr la única foto en la que se aprecia un suficiente número de visitantes o convocar conferencias ante sillas vacías… mientras por los pasillos deambulan comerciales, caminando como zombies, que a su vez se encuentran con otros comerciales preguntando dónde están los compradores.

Ya basta, ¿no? Ya basta de jugar con la dedicación y el esfuerzo de cientos de profesionales que durante meses han trabajado para diseñar estands, material de marketing, complejos flujos de trabajo de demostración… Por el sumidero se van miles de euros de inversión en envío de equipamiento, desarrollo de arquitecturas efímeras, vuelos, hoteles y mucho más por parte de los exhibidores, a los que se les repite como un mantra que su feria se va a celebrar con “absoluta normalidad” con tal de no verse obligados a cancelar y perder unos suculentos ingresos procedentes de empresas que no verán un retorno de la inversión. ¿Quién resarce todo esto?

No olvidemos que una feria se compone de dos elementos indisolubles: empresas y profesionales que exhiben sus últimas novedades y quienes acuden para encontrar aquella solución tecnológica o de gestión que facilite su día a día. Sin expositores y visitantes no hay feria. O, al menos, entendida como un punto de encuentro y de negocio para TODOS, no sólo para los organizadores.

Ante esta delicada situación, en pos de recuperar la ansiada normalidad, no hay otra salida que la vacunación. Como afirmó el todavía ministro alemán de Sanidad, Jens Spahn, este lunes en rueda de prensa, todos al final de este invierno estaremos “vacunados, curados o muertos”.

Todos, y cuando digo todos (incluidos los medios de comunicación) estamos deseando que todo vuelva a ser como antes, incluyendo por supuesto al comercio, la hostelería y los servicios de las ciudades que albergan este tipo de eventos. Pero no a cualquier precio. Queremos que sea como antes cuando reinaba el networking entre profesionales que debatían mirándose a los ojos y sonreían por los pasillos de esas ferias a las que las empresas acudían con interesantes novedades que ofrecer al mercado…

Hagamos un esfuerzo más, y ya vamos camino de dos años, por encauzar esta situación que ha sido devastadora para las personas, las empresas y las economías mundiales. En nuestra mano está.

Salud para todos.

Antonio Castillo

Director de Panorama Audiovisual
Académico de la Academia de Televisión y de las Ciencias y las Artes del Audiovisual

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